Uno de los factores más importantes de la economía chilena es su capacidad exportadora y para ello, la infraestructura portuaria es fundamental, algo que en los últimos años ha ido palideciendo.
Uno de los factores más importantes de la economía chilena es su capacidad exportadora y para ello la infraestructura portuaria es fundamental, algo que en los últimos años ha ido palideciendo.
Es innegable que actualmente existe una falta de capacidad portuaria, pero el tema no es tan simple como construir más puertos, sino que también hay que mejorar la cadena de suministro a dichas instalaciones.
A modo de ejemplo, el mal estado de la red ferroviaria del país y la lentitud de las licitaciones viales impide que los puertos chilenos aumenten su capacidad de operación. El tan anunciado proyecto de US$3500 millones en el Puerto de San Antonio, es imposible de ejecutar sin mejorar la red de ferrocarriles que tiene el país.
Por otro lado, si falta hoy capacidad portuaria, pero se estuviera construyendo o bien existieran diversos procesos de licitación, veríamos luz al final túnel. Pero no es el caso. El pipeline de proyectos versus las necesidades país, aún con crecimientos bajos, resulta insuficiente.
De hecho, si nos comparamos con nuestros vecinos, podemos observar que la capacidad de Brasil, las inversiones realizadas en Perú (que pese a los temas políticos han comenzado hace varios años) y las ventajas geográficas de Colombia, nos hace imposible pasar por alto el escaso pipeline de Chile. Peor aún, si consideramos que el Puerto Exterior de San Antonio lleva años de retraso y el Terminal 2 de Valparaíso parece hoy un sueño lejano.
Lo que en su minuto se pudo haber visto como un costo ahorrar, porque no era “tan urgente”, nos está pasando la cuenta. Lo peor es que hoy se sigue viendo como algo menos urgente versus otros temas, en particular en el mundo político.
Todo lo anterior, ocurre sin que se haga una reflexión seria, de cómo esto afectara la productividad y el PIB de Chile en el futuro cercano.
Columna de Opinión America Economía, Mario Yáñez